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Converted by Falcon Hive

Nunca es fácil sacar a alguien de tu vida, pero peor aún es cuando esto sucede sin que te des cuenta o que puedas hacer algo al respecto. Hay veces en la que simplemente es necesario hacerlo, pero hay veces que por mas que uno no quiera, por factores externos sucede y lo peor de todo, no siempre tienes la oportunidad de decir adiós.

Uno siempre odia decir esa palabra, tanto así que las despedidas ahora son hechas con palabras diferentes para evitar usarla. Palabras como: bye bye, chau, ciao, etc. Pero el usar la palabra adiós, te da cierto sentimiento de formalismo o de despedida permanente. A la hora de realmente pasar por la situación de decir adiós, la garganta se te seca, los ojos se irritan y las palabras no salen, pero por mas que este acto de despedida sea un acto fuerte e incluso traumante, si no cierras un capitulo con estas palabras probablemente el sentimiento de angustia sea aún más estresante.

Existen diferentes tipos de situaciones. Decir adiós a una persona que se irá lejos, a alguien que no volverás a  ver o incluso a alguien que nos dejará permanentemente en este mundo impredecible. Por admitir abiertamente que he pasado por estos tres casos. Pero también me he visto en la situación de dejar a alguien sin saber que esa sería la última vez que lo/la vería.

Lo gracioso es que ambas veces fueron con personas pequeñitas, y no me refiero a enanitos, me refiero a pequeños de menos de 7 años de edad. Dos personitas que marcaron mi vida, y sin embargo nunca pude decirles que los quise y que nunca los olvidaré.

El primero fue Nelson Alejandro. Un bebe que cuide desde que tenia 6 meses hasta que cumplió 1 año y 2 meses. Yo se que es biologicamente y psicologicamente imposible que el me recuerde, a pesar de verlo todos las semanas en esos meses, pero su mamá también se volvió mi amiga. Su mamá Sofía tenía 14 años y se encontraba en un hogar de Madres Adolescentes. Lamentablemente dejé de ir al centro y sin darme cuenta un día ella se fue a otro lugar por problemas legales y nunca pude volver a verla. Ahora Nelson ya debe tener 3 años de edad y se que es un pequeño muy lindo y nunca lo olvidaré. Siempre me sentí culpable de nunca ir a buscarlo y decirle que lo queria.

La segunda vez es más actual. Su nombre es Analí y está hospitalizada en el Hospital del Niño. Esa niña marcó mi vida. La quiero tanto y ella sabía quien era yo. Me llamaba por mi nombre y no me dejaba ir nunca cuando tenia que ir a otro cuarto a visitar a mas niños. Era muy inteligente y alegre a pesar de no poder respirar por su cuenta. Al escribir esto me doy cuenta de la ambiguedad de escribir en pasado y presente, pues ella sigue ahí, esperándome. Pero yo ya no puedo ser parte de su vida y lo peor, no puedo ir a decirle adiós. Verá que muchos entran a su cuarto, pero por esa puerta no aparecerá mi enorme humanidad manifestando que ya había llegado el momento de iniciar un mundo de imaginación y juegos ilimitados.  Honestamente no se si ahora ella me recuerda o no, si piensa en mi o me odiará por no volver a pisar su cuarto, pero lo que se es que la extraño demasiado y no hay forma posible que yo pueda ir a decirle que yo quiero estar ahí para ella, pero no puedo. Soñé con verla crecer, a su lado y ser su amiga siempre, pero realmente creó que me proyecté mucho y ahora toda sera parte de un cuento más en mi vida. Se que habrán otros que la harán sonreír y la harán jugar y la harán sentir que ella no está enferma. Pues para mi nunca lo estuvo, para mi era una bella niña de trenzas largas y una mesita con juguetes a la cual le encantaba bailar, pintar, y poner su mano sobre su cara alegando que había dicho otra tontería.

Finalmente está mi otra bebe, mi pequeñita Creysi. Cuando la conocí, no percibía mucho al resto y no hablaba. De cuando en cuando producía onomatopeyas, pero nada más. Con el tiempo que iba a visitar a Analí, vi como Creysi crecía más y más y empezaba a jugar y decir algunas palabras. Hasta que un día, sin esperarlo solo jugando dijo mi nombre (no quiso volver a decirlo) pero lo dijo y gracias a la tecnología lo tengo grabado. Tampoco pude despedirme de ella, pero espero en el fondo algún recuerdo de mi quede en sus memorias.


Decir adiós es difícil, pero es mil veces peor no poder decirlo.

Nelson Alejandro 
31 de Agosto 2005
Analí
25 de Mayo 2009






Creysi 
10 de Julio 2009

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